Una persona que conocí hace muy poco, me soprendió el otro día con una invitación generosísima a su casa en la tarde de ayer.
Se trataba de una invitación realmente especial ya que, además de conocernos poco, abría las puertas de su peculiar vivienda para compartirla con los demás en una tarde diferente. Ayer era domingo de ramos y disfrutaríamos del evento en todo su esplendor gracias a que la situación del caserón era privilegiada, en el centro de la ciudad junto a la iglesia de donde salen todas las procesiones. Hay que reconocer que, aunque uno no sea devoto, el entorno le daba a la tarde un aire muy especial.
No llevé la cámara de fotos conmigo y es una pena porque ahora sería una delicia mostrarles la dimensión y el estilo de una antigua casa mallorquina conservada casi como en sus tiempos de apogeo. Salones forrados de telas color vino, pinturas de siglos atrás, sofás tapizados en telas rojas aterciopeladas, olor a madera vieja, un patio con palmeras descomunales, una sucesión de salones interminable, una sala llamada "de la vida y la muerte" donde las mujeres parían y la gente pasaba sus últimos días antes de morir... cosas así de alucinantes.
Para subsanar un poquito mi error y que conozcan cómo es una casa y un patio típicos mallorquines les adjunto distintas fotos de casas de esta isla con fama de gente poco sociable que no les hace ninguna justicia... Nada más lejos de la realidad.
¡Qué casa tan preciosa! si la llego a ver cuando estuve, ¡me quedo!
ResponderEliminarYo estuve en Mallorca este verano, y lo cierto es que la isla no me trató muy bien (mal tiempo, me puse mala, todo tipo de accidentes...). Pero sí su gente, conocí a personas geniales y que ayudaron a que yo no lo pasara tan mal.
un beso desde un lugar sin mar!