jueves, 27 de septiembre de 2012

Por mí no te preocupes

Como super fan que soy de Woody Allen no quise esperar ni un poquito a ver su nueva película, así que el sábado, Ceci y yo, nos fuimos felices a ver "A Roma con amor".

Bueh... ¿qué les voy a decir? Me da un poco de penita criticarlo porque yo se lo perdono todo, pero los antifans van a aprovechar para echarle en cara todo lo anterior (hasta que se casara con su hija adoptiva).

Digamos que no se esforzó mucho esta vez. Estuvo tan brillante en "Midnight in Paris" que no dejó ni una gotita de Red Bull para tomarse en ésta.

Lindísima fotografía (de una lindíiiiisima ciudad), vestidos preciosos, piernas largas, flores por todos lados, calles llenas de gente modernísima, edificios viejísimos que se caen a pedazos pero que nos parecen lo más ideal del vintage, pero seamos realistas: eso es todo lo que hay.

Pero Woody ¿era necesario convertir tu película en un tutti frutti (¿con dos T las dos veces?) de trozos de otras pelis mediocres que encima ni se enlazan bien? ¿querías probarte que todavía estás lúcido o sabés claramente que por un pequeño traspiés como éste tus incondicionales no te íbamos a abandonar y te diste el gustazo de hacer lo que te da la gana? 

Por mí no te preocupes, yo te perdono, pero no te arriesgues con los que todavía no saben que te adoran.

Quizás no sean suficientes como razones para ir a verla, pero si vas te va a gustar:

- el policía italiano hablando inglés (ese inglés que hablan los italianos)
- Ornella Mutti con cara casi de adolescente
- el apartamento del arquitecto
- el vestido de la chica de pueblo
- los tacones de Penélope
- que Woody está ahí


Y si en la próxima estás cansado, no te preocupes, yo voy a ir a verla igual.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Dudas más que razonables

- ¿Por qué un sandwich (de pan de molde) es mucho más caro que un bocadillo de lo mismo?
- ¿Cómo sabe la aspirina dónde te duele?
- ¿Por qué si no querés quedarte embarazada la regla tarda en venir y si te vas de viaje aparece enseguida?
- ¿Por qué si tomás un café por la tarde no podés dormir en toda la noche y si lo tomás por la mañana tarda  horas eternas en hacer efecto?
- ¿Cuál es la frecuencia ideal para depilarte las cejas? ¿todos los días?
- ¿Cuántas veces tenés que apretar el botón del semáforo para que se ponga rápido en rojo?
- ¿Por qué un pañuelo o chal cuesta el doble que tres o cuatro metros de la misma tela?
- ¿Por qué las bragas se meten en el culo? ¿cuál es la función del tanga entonces?
- ¿Cuál es el momento en que deja de molestarte que te llamen "señora"?
- ¿Cuál es la máxima cantidad de pelos que pueden caérsete al día sin empezar a preocuparte de quedar calva?
- ¿Por qué el yogur griego engorda? ¿en realidad no es un yogur?
- ¿Por qué la palabra "yogur" puede encontrarse escrita por ahí de mil quinientas maneras distinas y siempre te hace dudar de cuál es la correcta? (yoghurt, youghurt, yogurt, yohgurt, yohgur)
- ¿Cómo sabe uno qué un/a peluquero/a es de fiar?
- ¿Por qué dejas de estar contentísima con la decoración de tu casa el día que entras en Pinterest?
- ¿Cómo se puede ser cool sin haber visto nunca Mad Men?
- ¿Por qué cuando empiezas a entender cómo funciona tu cámara de fotos ya quedó obsoleta?
- ¿Qué es lo que hace que las preocupaciones sean cien veces más graves por la noche? 

- ¿Quién es que puede decirme si estas dudas son o no razonables?


martes, 25 de septiembre de 2012

La casa astral

Por lo general, las casas son una especie de chivato-horóscopo que revelan las características de la personalidad de sus moradores.

Seamos un poquito meteretes. ¿O no les da curiosidad ver dónde viven los demás y adivinar qué albergan como tesoros? Todos tenemos compañeros de trabajo, conocidos, vecinos y familiares lejanos que nos morimos de ganas de interpelar a través de la interpretación un poco esotérica de sus viviendas.

Esta casa la encontré en un blog sueco y las fotos me parecen preciosas, pero al margen de eso, presté atención a una serie de detalles bien curiosos. Mirando pensé que no sería demasiado difícil hacer un análisis un poco libre de la personalidad de sus dueños. 


Acá, el Eduardo Manostijeras de la estantería (tuvieron una infancia inolvidable o son unos frikis que toman como mitos a los seres raros del panorama cinematográfico para desmarcarse y ser de lo más originales).

En ésta, la simpleza de las lámparas de la cocina. Pensar que explicado con pocas palabras nos parecería una cutrez y miren qué genial queda (no les interesa ostentar, usan su ingenio para transformar su afán ahorrador en una virtud bien piola).

Acá los protagonistas de La Novia Cadáver encima del radiador... ¿no son geniales? (ven toditas las pelis de Burton -otro genio-friki-rompedor que se resiste a crecer-).

En ésta, el cuadro en blanco y negro del salón que es una especie de pavo posando y que sale en la película Amelie (está clarísimo que dan valor supremo a la imaginación y la creatividad por encima de otras cosas).

En la habitación, esos zapatos colgados del palo de la cortina que no entiendo muy bien... ;-) (acá no sé  interpretar... se les quedaron enganchados en el salto del tigre?)

Acá el superhéroe de la estantería como vigilando y los envases de caramelitos ahí arriba todos en fila (golosos como nadie que necesitan urgente una visita al dentista...).

En este rincón, los tubos por el techo que cualquiera nos esmeraríamos por esconder, bien a la vista y sin entorpecer la imagen en absoluto (volvemos a la virtud del ingenio del ahorrador -de dinero y de problemas).

Ahora cada vez que dejen entrar a alguien en sus casas siempre habrá la sospecha de que les están elaborando la carta astral.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Prima-toño

Cuando uno nace y crece en el hemisferio sur, nunca llega a asimilar del todo que el 21 de septiembre sea el comienzo del ¿otoño?

Da igual si hace veinticuatro años que una vive en el norte, este día siempre será el principio de la ¡Primavera!. Un día en el que la gente siente ese optimismo raro que da saber que tendrás más horas de sol, o está contenta porque lleva sandwichitos de miga para ir de pic-nic con amigos o porque es el mejor día para la venta de flores.

Cuando uno cambia de latitudes, que no pasen esas cosas es algo a lo que cuesta acostumbrarse. Bueno, también cuesta acostumbrarse a que las clases empiecen un año y acaben el siguiente ¡Pero si el curso académico siempre entró dentro de un mismo año natural (marzo-noviembre) y el fin de curso toda la vida se celebró con la entrada a las vacaciones armando arbolito y pesebre! Asimilar que en navidad hace muchísimo frío tampoco fue fácil, la verdad.

Se me ocurre que acá podríamos inventarnos algún tipo de celebración así para recibir el comienzo de otra estación. En lugar de coca-cola tomaríamos té calentito, en lugar de ir de pic-nic iríamos a dar un paseo en bici para agarrar un buen catarro, y en lugar de ir a la playa estrenaríamos calcetines y paquete de pañuelos para resfriados. 

Para celebrar este comienzo de no-se-qué... acá les dejo esta sucesión de fotos que me pareció preciosa, hecha por un paisano del hemisferio sur para conmemorar el principio de la primavera (yo insisto!).

(hagan click en "Instantáneas" para verlo y disfruten)




miércoles, 19 de septiembre de 2012

Remedios para defectos congénitos

¿Ustedes son de esas que se complican un poco la vida cuando tienen invitados? Yo sí. Es algo que no puedo controlar y creo que es hereditario. Recuerdo, de pequeña, las mil fiestas de cumpleaños en mi casa donde mi madre y mi tía se ponían con la tensión a punto del infarto por culpa de la comida. Nada de cosas sencillitas. Todo era caserísimo, riquísimo, preciosísimo y agotadorísimo... Los preparativos llevaban días (con su mañana y su tarde bien enteritas). Y yo, como algo de eso en los genes debo tener, no aprendí a disfrutar de los eventos sin más, que es lo que me gustaría, por encima de lo de comer bien.

Intentos sí que hago. Hace un tiempo me compré una raclette para que la cena sólo consistiera en ir poniendo de todo a la plancha y mojarlo en salsas (técnica ultra sencilla y beneficiosa para el sistema nervioso central) y debo decir que funcionó bastaaaante bien. Fácil y divertido. También alguna vez compré cosas hechas (aunque como diría mi tía: "por favoooor, no es lo miiiiiismo", con un gesto de desaprobación que tira para atrás a cualquier anfitrión disfrutón). Pero aún así no consigo relajarme del todo.

Una cosa que ayuda es que los invitados sean de confianza y si les falta algo lo vayan a buscar solitos, con esos dos piecitos y manitos que la naturaleza les otorgó. Nada de te traigo y te pongo porque eso es cansadorísimo. Otra cosa que funciona también es tenerlo todo a la vista para que cada uno se sirva y tener cosas hechas con anticipación que no precisen de último recalentón ni se resequen si las dejamos preparadas antes de tiempo.

Como la ciencia avanza mucho y muy rápido, ya empieza a haber remedios para esta dolencia y parece que van surgiendo técnicas que contribuyen a remediar ese defecto genético. En busca de la merienda-cena ideal y para no acabar sudando y adjudicándome el récord de media maratón doméstica, encontré esta propuesta que me parece di-vi-na  no sólo por la presentación sino también porque permite al organizador repanchingarse en su silla desde el minuto uno de la velada.

Miren, miren... y aprendan (autoconsejo).

Sanwich party de acá.





lunes, 17 de septiembre de 2012

Una vez más, me declaro fan

Desafortunadamente a mí no se me habría ocurrido mejor manera de explicar cómo es el fin del verano (porque si así fuera ahora estaría bebiendo de la fuente de la gloria literaria). Afortunadamente tenemos a Falsarius para estas cosas... y para enseñarnos a comer bien sin dejarnos el lomo en el esfuerzo. Además de ser fan suya, lo soy también del bacalao y del hummus. Más completita, esta entrada, no podía ser.

El verano se acaba y cuando miras al cielo ves bandadas de gambas en gabardina emigrando a los trópicos, a esos paraísos soñados donde el sol del estío nunca se pone. Al mismo lugar hacia el que corren chulillas las sardinas en plateadas manadas, cruzando el mar de hierba de los fondos de algas, sin saber aún que al final del viaje siempre hay un gordo esperando a comernos.Ves secarse los arroyos de cerveza, ya sólo un rastro de espumilla que vuela el aire, y dejan de manar las frescas fuentes de tinto de verano. Sopla en el chiringuito un viento frío que lo desmonta tabla a tabla, mesa a mesa y se lleva lejos su tintineo de monedas, su tablón de las comandas y la rumba insensata de sus altavoces. Se marchan veloces en sus negras motos antiguas los mejillones, carga el pulpo sus maletas, una en cada uno de sus ocho brazos, camino de la estación, esquivando a la ensaladilla rusa que va más despacio, temerosa de perder alguno de sus ingredientes. Se vuelven al pueblo los tomates, las lechugas y los pimientos, y llora una cebolla con el corazón roto por un vinagre jerezano y calavera, que la había olvidado ya antes del último aliño. Es septiembre y la luz se recoge pronto por las tardes, cansada de brillos, de destellos, de estirar y estirar la alfombra del día. Es septiembre y se llenan de pañuelos blancos las estaciones del tren de la tristeza. Colgamos el moreno de su percha en los armarios y al mudar de piel surge, inevitable y frío, el blanco fantasma de nuestro pelaje de invierno. Reptan por las dunas las últimas lagartijas recogiendo los besos de amor que quedaron perdidos en la arena. Picotean las gaviotas las migajas de risas infantiles que la marea baja deja al descubierto. Abren el grifo del agua fría en la bañera del mar, y lo dejan correr. Finalmente llueve, y las gotas sobre la arena germinan en la playa los brotes multicolores de las futuras sombrillas, que aún tardarán casi un año en crecer. Es septiembre. Qué pereza.



Ingredientes: 1 envase de hummus marca Simply del Mercadona (sección refrigerados), 1 paquete de bacalao congelado desalado (el mío de Dimar), cebolla, ajo, limón, aceite de oliva virgen extra, pimentón picante y perejil.

Preparación: volcamos el contenido de nuestro envase de humus en un bol, le añadimos cebolla muy picada, un poco de zumo de limón y mezclamos bien. Lo reservamos. Cortamos el bacalao que tendremos descongelado (yo he aprovechado una pieza que me había sobrado de otra receta) en unos tacos no muy grandes. Ponemos la sartén al fuego con un poco de aceite y ponemos un par de dientes de ajo cortados en lonchas. Cuando empiecen a coger color, le ponemos un poco de pimentón picante, removemos rápido, añadimos el bacalao y lo salteamos muy poquito tiempo (se hace enseguida). Ahora sólo queda servir en el plato. Una montañita de humus preparado como base y el bacalao con ajo y pimentón por encima. Rematamos con un poco de pimentón picante, un hilillo de aceite rico y un poquito de perejil.

El enlace, acá.

domingo, 9 de septiembre de 2012

La pólvora no se descubrió hoy

Siempre pensé que si fuera hombre estaría loco por Mónica Belucci. Pero bueno, también pienso que si fuera hombre tendría la cabeza mucho más despejada y no iría como una centrifugadora todo el día, que es lo que hago en realidad.

Lo de la cabeza en forma de máquina infernal no es para nada buena idea pero parece que es una
condición virtud que tenenos casi todas nosotras. Por favor, si hay alguien con una teoría diferente que se manifieste. Me encantaría saber que hay mentes femeninas por ahí que no trabajan a destajo casi sin saber por qué. Serían mi fuente de inspiración.

Eso de la naturaleza humana es curioso. Cuando nos crearon, nadie pensó que sería mejor que hombre y mujer tuviéramos el mismo tipo de mente. Que en las características físicas haya diferencias está bien pensado. Tienen que haber secciones que encajen y todo eso, pero lo de la mentalidad frenética en un caso y en semicoma en el otro, eso no se pensó bien. 

Yo no soy muy fan de la psicología en general, sobre todo si divaga en exceso o abusa del sentido común planteándolo como si hubiera descubierto la pólvora, pero sí me gusta analizar las cosas (como buena centrifugadora argentina que soy) y, después de leer este artículo me muero de ganas de exponer mis conclusiones y plantear mis inquietudes universales que seguro que generarán olas de sentimientos de identificación entre otras colegas centrifugadoras. Digo yo, no sé. 


Analicémos pues:

1- Hombres y mujeres tienen circuitos cerebrales diferentes
¡Primicia! ... ésto no lo sabíamos. Ya sé, es un artículo científico y eso respalda sus afirmaciones, pero yo no soy científica ni estoy cerca de serlo y les juro que ya lo intuía (¿ahora ven a lo que me refiero con lo del abusar del sentido común?).

2- Las mujeres sienten dolor de forma diferente a los hombres
Debe ser por eso que ellos agonizan con un resfriado y con fiebre penden de un hilo entre la vida y la muerte, mientras que nosotras podemos acarrear con la rutina en días de regla y organizar la boda del príncipe durante el padecimiento simultáneo de un cólico nefrítico, lumbago y migraña. 
Ésto también lo sospechábamos. 

3- Los hombres son más propensos a sufrir problemas de memoria que las mujeres
Ay, eso sí que es novedad. Lo deben haber descubierto ahora.
Debería haberlo adivinado cuando concluí que la pregunta favorita del Mr. es "¿dónde está?" acompañada de un sustantivo que suele ser un objeto que tiene un sitio fijo desde que vivimos en esta bendita casa y que nunca cambió de lugar. 

4- Estar en buena forma es más difícil para las mujeres que para los hombres
Ésto sucede porque mientras ellos van a correr nosotras nos quedamos en casa recomponiendo las ruinas después del huracán en el que salvamos milagrosamente la vida. 

5- Dormir mal es más dañino para las mujeres que para los hombres
Porque mientras nosotras no dormimos pensamos, y ellos como duermen bien, no tienen tiempo para eso. Si pensamos de día y de noche la centrifugadora no para y se produce un cortocircuito. Imprescindible la bajada de tensión para darse un respiro.

6- Mujeres y hombres tendrían diferentes estructuras cerebrales
"¿tendrían?" ¡Tienen! (y repito que yo no soy científica). Acá falló el tiempo verbal.

7- Hombres y mujeres discuten de forma diferente
Ay, ay, ay... acá quería llegar. Una de las experiencias más reconfortantes que la vida ofrece entre dos amigas sucede cuando una le cuenta a la otra la discusión de ayer con su pareja y ésta lo entiende todo a la primerita. Sorprendente ver cómo ella SI que te entiende. 

8- Las mujeres se preocupan más que los hombres
¿Hay alguien que discrepe? Ni siquiera ellos. 

9- Existen diferencias en cómo los hombres y mujeres leen el lenguaje no verbal
-No es lo que dijiste, es cómo lo dijiste. 

10- En las fotos de desnudos, los hombres miran primero el rostro 
No puedo más de la risa. No puedo.
Ahora me van a decir que si Mónica Belluci posa desnuda ellos se fijan en la nariz.
La verdad, yo tampoco. 




jueves, 6 de septiembre de 2012

Estrenar

Estrenar es una cosa que pone de buen humor. A veces hasta conseguir estrenar algo tiene que pasar un proceso harto complicado y por eso la satisfacción del resultado es aún mayor.

Es lindo estrenar corte de pelo (siempre que el personal se digne a regalarte un gesto de aprobación, claro. El consabido "mj´m... ¿te cortaste el pelo?" y silencio frío a continuación te deja un pinchacito en el estómago que viene irremediablemente acompañado de la reflexión: "¿habré hecho bien?").
También es lindo estrenar ropa porque ese día pasás de revolver en el armario y vas derechita al modelito sin pasar por las quince combinaciones imposibles de otras veces.
¿Y estrenar zapatos, no es genial?, evidentemente siempre que no te dejen una ampolla tamaño bolsa de cubitos y te tengan todo el día con cara de haber chupado un limón.
Lo de estrenar auto/coche no pasa muy seguido y quizás por eso tiene también su puntito emocionante, aún siendo de segunda mano, la sensación es la misma.
Y lo de estrenar casa es bárbaro porque da juego para volver a empezar a pensar en cosas que entretienen  como pocas durante meses, como son la distribución de las cosas, los colores de las cortinas y el despligue de cuadros y sucedáneos. Hay gente a la que le da mucha pereza pero a mí me encanta porque estrenar trae un vientito fresco que dan ganas de empezar con energía otra vez y de ilusionarte con los detalles más insignificantes.
También es divino estrenar mascota (palabra que en casa no usamos jamás porque  para nosotros no son eso sino familia en toda regla). Cuando trajimos a Lilly me moría de ganas de salir de trabajar todos los días para llegar a casa y estar con ella.
Lo de estrenar trabajo es otra cosa. A mí siempre me agarraron retorcijones a la hora de empezar en lugares nuevos. Los primeros días suelen ser incómodos, tensos y hasta un poco falsos, ya que la realidad no se percibe tal y como después descubrimos que es.
Y lo de estrenar novio/a ¿qué? Veeeenga, seguro que hay alguien en esta situación ahora con una culebra dándole vueltas en la panza... Lindo ¿eh?
También es precioso estrenar sábanas. Metés los pies y está todo suavecito.
Y después está la lista de cosas diminutas e intrascendentes que nos encanta estrenar: las piernas recién depiladas, la ropa cuando la planchas, el paquete de galletas cuando recién las abres, la piel acabada de exfoliar, un nuevo color de uñas, un cuaderno en blanco, etc.

Por eso yo hoy estreno cabecera. Sí. Por fin. Nunca me había puesto en serio porque con el blog voy a los saltos, ya saben, pero desde hace tieeeeeempo quería darle una vueltita así que me peleé un rato con Picasa y salió ésto (ya sé, ya sé, ahora lo que se usa es Photoshop pero de momento no sé usarlo). No es definitivo, supongo que estará ahí un tiempo y después querré estrenar otra vez así que, ahora que sé cómo funciona, ésto será un experimento constante.

Porque renovarse es... ¿cómo lo diría? Renovador ¿o no?
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