sábado, 27 de abril de 2013

Verde y más


La semana pasada, cuando todos estábamos encantados con el sol que salía después de mucho faltar durante el invierno, salimos a pasear por un camino precioso que hay cerca de casa. Por supuesto me llevé mi cámara y atrapé estas imágenes pensando en colgarlas acá para que vean qué descanso da el verde a los ojos y qué increíble el paisaje. 

Como verán, ahora pasando el ratón por encima de las fotos les sale el botón de "Pin it" y pueden llevárselas a Pinterest así que, si tienen ganas, háganlo. Porque cuando uno ve un árbol impecablemente forrado de hojas como si una mano delicada y paciente las hubiera pegado una a una, una casa centenaria rodeada del bosque perfecto, un arbusto rosa elegante en medio de la maleza, un prado que dan ganas de revolcarse o unas flores que inexplicablemente crecen en el tronco de un árbol de otra familia, lo primero que piensa es "¡qué pinteresante!" :-) ¿o no?

La historia del pino de las últimas fotos es curiosa. Se trata de un pino piñonero de unos 23 metros de altura, con un perímetro de tronco de 3,20 metros, una copa de 21 metros de diámetro y un estudio muy sesudo determinó que tiene unos 230 y pico de años. Al parecer en 1997 alguien intentó de manera furtiva serrarlo brutalmente y prenderle fuego, pero su tronco hizo todo lo posible por resistirse a las malas intenciones del malhechor y los agentes de medio ambiente acudieron pronto en su ayuda. Los cuidados que le dieron surtieron efecto porque ahí está él, todo esbelto desde entonces. Ahora preside toda la explanada y es el rey de la excursión. No me resistí a hacerle una foto desde abajo porque la altura es impresionante.










jueves, 25 de abril de 2013

Genio, Genia y figura

Este año fue la primera vez que tuve la ocasión de ver en primera persona la dimensión que tiene la fiesta de Sant Jordi en donde vivo. Justamente me tocó ir al centro de Barcelona y, nada más salir de la boca del tren, me encontré con montones de puestos de rosas con vendedores ansiosos de celebrar el día y con libreros trabajando a toda marcha para montar sus stands en medio de las aceras y hacer aún más visible todo aquello que ofrecen normalmente.

El ambiente era extraordinario, gente paseando, mesas preparándose para recibir a los autores que firmarían libros a sus lectores y un día espectacularmente soleado.

A raíz de esta celebración me planteo el tema de las lecturas futuras. No soy de ir y comprar lo último ni de dejarme llevar por las olas amantes de Greys, Milleniums ni trilogías varias. Prefiero que haya un motivo que me impulse, que me despierte la curiosidad y que haga que, casi de repente, descubra mi urgente interés por leer algo o a alguien en particular.

En este último par de semanas, dos cosas me abrieron la mente con respecto a dos personajes interesantísimos de la literatura española actual. La primera fue una entrevista que Jordi Évole hizo a José Luis Sampedro, recientemente fallecido y que se televisó hace pocas semanas como homenaje a su figura.

Después de oir la impecable coherencia con la que un hombre de 96 años describe la vida y la sociedad, no puedo menos que hacer todo lo posible para leer cada cosa que haya escrito. Hace años leí 'La sonrisa etrusca' y disfruté, pero oirlo hablar es todavía más placentero. Y yo me pregunto ¿Cómo puede una persona de esa edad tener tal lucidez de pensamiento, tal claridad de oratoria y tal sentido del humor? ¿Qué mantiene esa brillantez mental? Sinceramente, después de escucharlo con atención uno se siente chiquitito y quiere volver a empezar. Replantearse nuevamente la vida y reinventarse en forma de escritor sabio que desprende cercanía y desinhibición en cada una de sus palabras. Desde entonces tengo muchas ganas de hacerme con 'La vieja sirena'.

El segundo detonante que abrió mi apetito lector fue la entrevista que leí en el dominical El Magazine a Ana María Matute. Una vez más, una persona de 87 años y mujer, derrocha desparpajo para decir y contar todo aquello que le viene en gana de forma tan transparente, abierta, certera y atractiva que le hace sentir a una en la obligación de saber más. Una señora que cuenta con suprema gracia cómo su médico le da la razón cuando culpa de sus caídas a las alfombrillas traicioneras junto a su cama y no a las copitas diarias de alcohol, se gana indudablemente una reverencia espléndida. Ahora debo, como sea, conseguir 'Olvidado Rey Gudú' y aprender más sobre lo que ella tiene que contar. 

Si tienen ganas de pasar dos lindos ratos, tómense unos minutitos y vean y lean a estos personajes dignos de conocer.





Cocinar y sentirse rubia

Otras veces ya les mostré cosas lindas que hace Elephantine. Esta vez es una receta sencilla que uno puede casi improvisar un día de esos en que caen visitas sorpresa.

No sólo la receta es tentadora sino que el video es precioso por su sencillez y ese halo casi blanco que lo inunda todo y hace que todos parezcamos nórdicos ;-)

El video ACÁ.




lunes, 22 de abril de 2013

Y me regalaron un título para mi cumpleaños


En mi vida (y la de mis hermanas) hay tres tías fundamentales. Lucy, Betty y Mary. Y cuando digo fundamentales es porque no encuentro un adjetivo que las describa mejor. Cada una en su estilo nos lo dieron y siguen dándolo todo: son generosas sin límite, son cariñosas sin medida, están siempre presentes, en todos los momentos importantes y no tan importantes. Están dotadas con los poderes típicos de una madre en forma de tía: adivinan estados de ánimo, se esfuerzan por alimentarte bien y rico, te obligan a abrigarte si hace fresco y te animan ante cualquier proyecto que emprendas. No saben decir que no, te tratan igual que a sus hijos y, a pesar de sus edades -super bien llevadísimas pero, seamos realistas, no en la veintena- no dudarían ni un minuto en deslizarse en rappel desde una altura de 100 metros para rescartarte si te quedaras suspendida de una cuerda mientras hacías escalada en un fin de semana de escapada a las montañas.

Eso es una tía.

Y lo cuento así porque tuve que hacer un ejercicio de inventario para saber cuáles eran esas cualidades que las definen y que tan bien las caracteriza, gracias a las que hicieron que pensemos qué suerte la nuestra por tenerlas en nuestras vidas. Digamos que ésto es una especie de homenaje a ellas. Llamémoslo así. Pero acá, entre nosotras, les confieso una cosa: de fondo hay un interés oculto. Mi intención es examinarlas muy minuciosamente. Situarlas bajo el microscopio y abrir en canal ese comportamiento, esas actitudes, esas charlas, esas circunstancias y esos momentos para estudiarlas con un fin muy claro: Estoy decidida a plagiarlas.

Es que este mes fue mi cumpleaños (uno muy importante con cambio de prefijo -ya saben-) y mi hermana me regaló algo grande, muy grande. Tan grande que pesó más de 4 kg y tiene un bracito fuerte bajo el cual me trajo, bien enrolladito, un diploma con mi título de TÍA.

En contra de casi todo pronóstico nació apenas unos días después de la Semana Santa, tiene cabellera morenita y es simplemente pre-cio-sa. Se llama Camila y duerme inundada de paz. Tiene la cara rosadita y apenas con diez días ya es ordenada para comer y dormir. Su boquita es perfecta, sus deditos son largos y sus pies como almohadillas. Le gustan los brazos pero se conforma con dormir en su cama si hace falta y no exige más que lo imprescindible: comer y descanso. No le molesta posar y les aviso que es muy fotogénica, porque por culpa de la distancia nos vamos viendo así, en imágenes. Los días que hay más suerte o más tiempo nos deleita con unas pataditas o algún que otro bostezo en vivo y directo, a través de Skype.

Y con una sobrina así, yo no podía menos que adquirir algo de formación como tía. No se puede postular una a un cargo como éste y no saber cómo lo desempeñará. Es importante y requiere dedicación. La experiencia la empezamos a ganar ahora, día a día, para ser tía presente y no perderme nada de lo que la vida le traiga.








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