miércoles, 19 de junio de 2013

La indiferencia mata

Qué manía mía esa de intentar hacer crecer el jardín sin instruirme. Yo voy, compro alguna planta que tengo metida en la cabeza y la observo todos los días para ver si reacciona a lo que yo creo que hago bien. Quizás debería informarme y seguir unas pautas, pero digamos que soy una jardinera autodidactamente cabezona. Aunque gracias a mi falta de instrucción por un lado y a esta faceta nada ortodoxa con la flora por otro, cada día descubro  cosas que no sabía hasta ahora y que vienen a ser otra manera de "cultivarse".

Gracias al método prueba-error voy conociendo a las habitantes de mi terraza poco a poco. Es curioso porque con cada una descubro que también entre las plantas existen distintas... ¿cómo decirlo? "personalidades". Entre todos y todas forman una comunidad variopinta con vidilla para dar y tomar.

Diría que el perejil es el vecino hippie, tal vez de esos a quienes no les importa su aspecto, saludable porque tiene suerte no porque se cuide, amigo de todo el mundo y que convive fácilmente incluso con los más pretensiosos. El tomillo viene a ser ese habitante amable, ni simpatiquísimo ni áspero, que pasa desapercibido sea cual sea la circunstancia. Mucho más pretensiosa es la lavanda, siempre intentando destacar, pendiente de su apariencia, atrae la atención a base de cambios de humor profundos, a veces al borde del colapso. El romero, muy fuerte él, un poco rudo aunque menos galante, vive solo porque es de difícil adaptabilidad. La menta, algo más esplendorosa, despliega sus encantos siempre que puede y tiene carisma, pero necesita cariño permantente para que su ánimo no decaiga. La tomatera, sin embargo, aunque de aspecto poco agraciado, ofrece mucho a cambio de muy poco, lo que la convierte en la vecina más generosa y sencilla de toda la comunidad, seguida de cerca por el limonero que aún no se anima a repartir a troche y moche porque se acaba de instalar y primero necesita entrar en confianza.

En fin, todo un mundo. Todo un mundo que se va a tomar viento fresco cuando me voy dos días y dejo a cargo de la archicomplicadísima tarea del riego a MaiLof... Sí, el mismo que rebosa virtudes, ése a quien el señor no bendijo con el don de la jardinería ni la botánica, se las cargó a casi toditas con sólo un fin de semana de indiferencia. Díganme si la vida no es injusta.... para las pobres plantas sobre todo.

(les quedo a deber una foto de mi terraza y sus moradores que por pura penita no les incluyo ahora... el paisaje es desoladooooor).




Una cosita

Díganme: ¿a ustedes también les pasa ésto?

Viñeta de Agustina Guerrero


martes, 4 de junio de 2013

Bricolaje de primera por consanguinidad


Para inspirarse y encontrar cosas lindas con la que decorar, una siempre mira blogs, revistas o recoge consejos o ideas de las amigas. Después, se va a Ikea o a cualquier otro sitio donde comprar todas esas cosas maravillosas y se las trae puestas o listas para desplegar sus encantos en el mejor lugar de la casa. Bahhh... demasiado simple... Así no tiene gracia.

Yo recientemente, paseando cerca de casa, me encontré un palet desamparado que alguien había abandonado en una esquina y decidí darle un hogar. El mío. Durante días estuvo en un rincón a la espera de inspiración y, poco a poco, poniendo a prueba su utilidad y jugándose la permanencia, fue pasando por diversas fases y funciones: puf rustiquísimo, somier de láminas para perritas felices, base artesana para composición de macetas, etc... 

Al cabo de unos días, inspirada en genialidades de otras personas, decidí convertirlo en mesa de salón (de esas que las argentinas llamamos "ratona"). Pero debo decir que eso de "decidí" no llevaba implícita la ejecución bricolagística,  por tanto en consecuencia presenté, con gran entusiasmo, la idea a mi adorado padre que siempre (absolutamente siempre) encuentra la manera de materializar mis deseos decoratorios (y muchos otros más) ;-), y rápidamente maquinó el diseño completo.

Después de semejante creación no podía dejar de dedicarle esta entrada, así que acá pueden ver el proceso y el resultado. 



¿Qué tal? ... Y después él se ríe cuando le digo que es una mezcla al 50% de Felipe González y Harrison Ford... ya quisieran ambos tener estas habilidades manuales y encima ese porte...

Si alguien pidiera una mesa según sus deseos, se pediría ésta... y si diseñara un padre a medida, también sería éste. Miren que suerte tengo que yo tengo los dos.




Para compensar el esfuerzo y agradecer el entusiasmo después nos fuimos de paseo y nos tomamos cafés y tartitas en este sitio tan lindo.
Blogging tips