miércoles, 8 de febrero de 2012

Cómo conocer a tu vecina y no morir en el intento

Este pasado fin de semana nevó en donde vivo y la prueba es ésta:

Nela, a la carrera, en su día de felicidad total.

Probablemente era la primera vez que se veía todo así, tan cubierto de blanco. De repente parecimos amanecer en otro lugar. Lejos. Con un paisaje nuevo.

Como no es fácil que el paisaje cambie por sí solo de una forma tan radical, a veces (bastante a menudo en mi caso) nos dedicamos a hacer pequeños cambios o retoques en nuestro entorno más tangible (hogar, casa, apartamento, chaletazo, pisito... whatever)... Por eso, entre otras cosas, este pasado fin de semana estaba entre mis planes arreglar la terraza-jardín-patio de nombre indefinido que todavía no conoce su esplendor. Acá estoy yo y mi puntería para elegir los días para tales actividades (nevada total como nunca desde el año 56).

Como es evidente que la época en la que estamos no nos permite pasar mucho tiempo fuera, el patio de nombre indefinido lleva meses pidiendo a gritos un poco de atención. Lo que pasa es que como hace frío, nos hacemos los locos y cerramos la puerta para no oirlo (pobre ¿no? la indiferencia es lo peor).

Uno de mis planes era barnizar la mesa de exterior y sus correspondientes sillas y banco que estan ahí sufriendo las inclemencias del tiempo desde hace tiempo... Una capita de esmalte quizás mitigue un poco el efecto que le causa que le llueva, le nieve, le hagan caca los pájaros o la asfixie el polvo como hasta ahora.

Digamos que es una cosa así, pero en madera (las fotos las tomo prestadas de Casa Chaucha, web más que inspiradora):


También había pensado en hacer gala de mi cara dura y tocarle el timbre a esa vecina de la casa de al lado que tiene una terracita con plantas por delante y unas sillas preciosas abandonadíiiiisimas en el patio de atrás, para perdirle si me las quiere "ceder". Lo pensé porque esas sillas también pedían un poco de atención a gritos y yo las oí.

Digamos que son tipo así:


Sí, son muy parecidas.

Me imagino la escena y sería un poco surrealista, la verdad: Toco a la puerta de mi vecina, a la cual no conozco, para pedirle si me quiere dar/vender las sillas que tiene ahí tiradas porque me dan pena y porque les quiero dar una nueva oportunidad (encordar bien, pintar, limpiar, lijar... lifting completo, vamos).

Cuando me la imagino abriendo la puerta pienso que me gustaría que mi vecina fuera así:


Pero si soy realista creo que lo más seguro es que sea como ésta:


Así que, por si acaso, voy a preparar algo como ésto, para llevarle y hacer que el NO tenga menos posibilidades:


Y como soy una persona bastante realista, digamos que mientras tanto voy a ceñirme a los proyectos más factibles como son cubrir el suelo de piedritas, coser unos almohadones divinos o poner alguna plantita que le dé el toque paisajil que necesita.


O simplemente, crear un ambiente agradable para todos cuando lleguen los rayos de sol y despleguemos nuestros encantos soñando que estamos en los jardines de la Provenza francesa ("Provans" para los francoparlantes -no dejo de soñar con la proyección internacional de este blog-).


Cualquier cosa vale para poner en marcha proyectos de manualidades que tod@s en la red parecen dominar y que yo tengo como ingredientes en una batidora en la cabeza a punto de estallar.

Si nos ceñimos a llevarlos a cabo por orden según el nivel de dificultad, creo que empezaré por barrer... después veremos lo que sigue. Pero yo, por si acaso, me voy corriendo a comprar chocolate, huevos y harina para intentar disminuir la probabilidad de fracaso en mi visita a la vecina. No sea cosa que este fin de semana haga sol.

6 comentarios:

  1. Jajaja! si es mejor ir con una tarta, si te regala/vende las sillas, se la das, si no, por lo menos quitas el disgusto comiendo dulce...
    Yo tambien habia previsto este finde arreglar las jardineras, pero esperaré a que se quite la nieve, eso de arrodillarse sobre ella, no me motiva demasiado!
    Un saludo

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  2. Que difícil parece ¿verdad? Yo creo que con un dulce la conquistas y le pides lo que quieras.

    Besos.

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  3. Mariana me he divertido con tu entrada...las fotos geniales...y lo de negociar con la vecina atiborrandola de chocolate espero que te funcione...
    y cuando ese patio-terraza-jardín este terminado nos lo enseñas...
    un abrazo

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  4. ¿Y quien te dice que tu vecina no te lee periódicamente sin saber que vivís pared con pared?

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  5. ¡Qué envidia la nieve! Ojalá hubiese podido sacar a mi perra a correr así por ese manto blanco!! Ha nevado en toda españa menos aquí, no-es-jus-to!

    Un besote!

    P.

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  6. Oye, ya ha pasado un tiempo... fuiste a ver a tu vecina?? qué pasó??

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