El verano se acaba y cuando miras al cielo ves bandadas de
gambas en gabardina emigrando a los trópicos, a esos paraísos soñados donde el
sol del estío nunca se pone. Al mismo lugar hacia el que corren chulillas las
sardinas en plateadas manadas, cruzando el mar de hierba de los fondos de
algas, sin saber aún que al final del viaje siempre hay un gordo esperando a
comernos.Ves secarse los arroyos de cerveza, ya sólo un rastro de espumilla
que vuela el aire, y dejan de manar las frescas fuentes de tinto de verano.
Sopla en el chiringuito un viento frío que lo desmonta tabla a tabla, mesa a
mesa y se lleva lejos su tintineo de monedas, su tablón de las comandas y la
rumba insensata de sus altavoces. Se marchan veloces en sus negras motos
antiguas los mejillones, carga el pulpo sus maletas, una en cada uno de sus
ocho brazos, camino de la estación, esquivando a la ensaladilla rusa que va más
despacio, temerosa de perder alguno de sus ingredientes. Se vuelven al pueblo
los tomates, las lechugas y los pimientos, y llora una cebolla con el corazón
roto por un vinagre jerezano y calavera, que la había olvidado ya antes del
último aliño. Es septiembre y la luz se recoge pronto por las tardes, cansada
de brillos, de destellos, de estirar y estirar la alfombra del día. Es
septiembre y se llenan de pañuelos blancos las estaciones del tren de la
tristeza. Colgamos el moreno de su percha en los armarios y al mudar de piel
surge, inevitable y frío, el blanco fantasma de nuestro pelaje de invierno.
Reptan por las dunas las últimas lagartijas recogiendo los besos de amor que
quedaron perdidos en la arena. Picotean las gaviotas las migajas de risas
infantiles que la marea baja deja al descubierto. Abren el grifo del agua fría
en la bañera del mar, y lo dejan correr. Finalmente llueve, y las gotas sobre
la arena germinan en la playa los brotes multicolores de las futuras
sombrillas, que aún tardarán casi un año en crecer. Es septiembre. Qué pereza.
Ingredientes: 1 envase de hummus marca Simply del Mercadona
(sección refrigerados), 1 paquete de bacalao congelado desalado (el mío de
Dimar), cebolla, ajo, limón, aceite de oliva virgen extra, pimentón picante y perejil.
El enlace, acá.
oooh... no creí que se pudiera explicar con palabras y de esta manera!
ResponderEliminaraunque te digo, mientras siga vistiendo el moreno y pueda enseñar las piernas, sigue siendo verano.
Pero cuéntanos más! quién es Falsarius??
la receta.... se la pasaré a mi madre que es la experta ;)
Falsarius es un cocinero que elabora recetas con latas, conservas y congelados de todo tipo y que simplifica al máximo la labor para obtener combinaciones buenísimas. Además tiene un talento para la escritura digno de ser disfrutado.
EliminarSu blog es buenísimo y tiene libros super divertidos con recetas fáciles.
Espero que te guste.
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ResponderEliminarFalsarius???? no le conozco... ohhhh pq????? he oido hablar de Pistorius... pero de Falsarius noooo.... y tiene blog????? ohhhhh....
ResponderEliminarYo tampoco tengo ni idea de quien es... pero ahora mismo me encamino a San Google para que me saque de esta ignorancia! :-)
ResponderEliminarY la receta...mmmmm! ya tengo en la lista de la compra apuntado para cuando vaya al mercadona!
Gracias!! Un beso!!
Falsarios chef es tod una institución. Tiene un blog y varios libros publicados. Algunas de sus recetas son la caña!!
ResponderEliminarBesos.
mira! ahora ya sé quien es falsarius! Voy a tener que buscarle..
ResponderEliminarpor cierto! tienes un premio en mi blog (por este y otros decubrimientos hehe). beso!
Pues muchas gracias por todo, buena mujer. Me alegro de que te haya gustado. A tu disposición.
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