miércoles, 17 de agosto de 2011

Buen rollito


Como en este blog cabe de todo, de a poquito vamos recorriendo todas esas secciones que no están bien definidas porque no consigo saber cómo añadir pestañas (cosas de la tecnología que siempre corre delante mío y a la que no logro alcanzar) y hoy toca: Cocina.
Bueno, seamos sinceros, a lo mejor no sólo se trata de cocina.

Una vez, paseando por la FNAC de Barcelona (en la que uno puede pasar horas seguidas y sumergirse en un océano de libros de mil tipos diferentes y descubrir nuevas vocaciones), en la sección de cocina encontré un libro que en lugar de tener un huevo frito en la tapa tenía esta foto:


¿Ustedes creen que me iba a resistir a abrirlo? ¡Pero si lo estaba pidiendo por favor! Claramente, la editora debía ser mujer y pensó que un plato de fabada no tenía nada que hacer frente a esta imagen. La cuestión es que ya la portada me cautivó... Esa foto y las frases "cocina fácil", "gente con prisa" (que pude leer una vez hube examinado con detenimiento esos ojos, esas manos y esa sonrisa, o sea una media hora después), consiguieron que me lanzase de cabeza a esas páginas.

Resulta que Julius nació en Palma pero tiene un apellido que hace sospechar sobre un posible origen germano. Al parecer descubrió su vocación muy joven y se fue a recorrer restaurantes de toda España para aprender a cocinar como los ángeles.

A los dos minutos de hojear el libro ya me había enamorado, pero después además leí una entrevista donde contaba lo mucho que le gusta que le den de comer y cuánto agradece la comida hecha con cariño. Ahí lo tuve claro: ¡me encanta! (porque sabe apreciar los detallitos, claro está).

No sólo cocina cosas sencillas de esas que todos nos animaríamos a elaborar en casa sino que lo hace como si estuviera cómodamente compartiendo una velada con amigos que se presentaron en su puerta sin avisar y a los que está contentísimo de ver.

-"¡¡¡Hola!!! ¿Cómo están? Pasen, pasen. Pónganse cómodos que traigo unas cervezas. Ahora mismo hacemos algo rápido y se quedan a cenar".

Y va y te saca unos "rolls de salmón" que hacen que tengas ganas de quedarte a vivir en su casa.
La receta es sencillita pero tiene ingredientes de esos que fascinan y que quedan muy bien: salmón (que a Manolita y a mí nos encanta), queso crema (maravilloso matrimonio con el salmón), palmitos (que inevitablemente me hacen pensar en la tía Lucy y en esos lujitos que le gusta darse), cebollino (que desvela su sospechado origen alemán: Schnittlauch) ... y más cositas de esas riquísimas.

Estilo desenfadado, camisetas sport... y sabor. Al fin y al cabo a todos nos gusta comer, y comer así de bien resulta muy agradable.

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