martes, 19 de junio de 2012

La eficacia del trabajo


El destino nos unió, sin el menor deseo por mi parte, hasta hacer de nosotros un dúo inseparable. A falta de mejor instructor, él me enseñó cuanto sé: la eficacia del trabajo (no compensa), la importancia de ser honrado (si eres imbécil), la trascendencia de la verdad (nunca decirla), lo aborrecible de la traición (y su rendimiento) y el verdadero valor de las cosas (ajenas), así como, por inducción, lo indicado de la tintura de yodo para las heridas, arañazos, hematomas y excoriaciones. A su sombra me hice riguroso en la planificación de mis actos, cauto en la realización, meticuloso en la ocultación posterior de todo rastro. En vano: de poco me valieron estas mañas enfrentadas a su sagacidad, sus conocimientos prácticos, su ciencia y la ventaja que otorga disponer de muchos medios y carecer de control y de escrúpulos. Siempre me engañó y nunca se dejó engañar de mí, llegando incluso, en ocasiones contadas, con falsas promesas, a valerse de mi esfuerzo y mi persona en provecho suyo, para dejarme luego en la estacada. A menudo me preguntaba si tanto encarnizamiento y tanto encono no ocultarían, en el fondo de su alma, un rescoldo de afecto mal tramitado, pero después de sopesar cuidadosamente los indicios a la luz de las más acreditadas teorías sobre los actos fallidos y otras meteduras, acabé resolviendo que nanay.

¿Genial o qué???


Se trata de un fragmento del libro La aventura del tocador de señoras de Eduardo Mendoza que estoy leyendo y que tiene pasajes que son dignos de publicar acá para que nadie se los pierda.


Les juro que el otro día, mientras lo leía sentada en mi silla en esa playa con las piernas al sol y la brisita en el pelo, me partí de risa y me morí de admiración...

Supe quien era Eduardo Mendoza hace relativamente poco cuando le dieron el premio Planeta por Riña de gatos.  En ese momento, al no haber leído nada suyo, simplemente me dejé llevar por la frivolidad y me enamoré de la cara de ese tipo ultrasimpático de sonrisa permanente que salía en las entrevistas agradeciéndolo todo. Ahora que sé que además de encandilar con sus encantos, mezcla de hombre intelectual y campechano, es de pluma magistral, no puedo hacer menos que promocionarlo.

Al parecer, el personaje de este libro no paró las aventuras en ése sólo y le siguieron dos más, uno de ellos el último en salir al mercado. Lo digo por si se animan. No sé si les va a gustar, pero casi me arriesgaría a asegurar que les va a sorprender y mucho. Su forma de escribir es tan particular, que a veces uno piensa que ni se paró a releer y lo escribió todo del tirón. Cosa fácil no debe ser, no.


Ahora un ejercicio: Relean el pasaje y díganme si no se parece, y mucho, a lo que podríamos decir de los políticos actuales...

¿Eh?¿Qué tal?

5 comentarios:

  1. No he leído el tocador de señoras, pero me gusta mucho como escribe. El curso pasado mis alumnos disfrutaron un montón con Sin noticias de Gurb. Es súper divertido. Y es un ejemplo de escritor de novelas juveniles(tiene unas cuantas) de calidad.

    Lo apuntaré en pendientes.

    Besos.

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  2. Mariana, mejor no lo podías clavar!!! No conocía este libro, y me han entrado unas ganas locas de saber más y de estar como tú en la playa con esa brisilla partiéndome de risa... La similitud a los políticos es bárbara!

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  3. Yo también he leido Sin noticia de Gurby me partía. El otro día le vi fimando en la feria del libro de Madrid y era superentrañable. Me lo apunto para lecturas próximas.
    Lo de la playitaaaaa....te lo podías haber ahorrado maja...
    ;) bEsitos.

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    1. Ay! qué bueno. Me encantaría verlo en persona. Parece uno de esos tipos con los que uno se va a dar una vuelta y se lo pasa en grande.

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  4. Estoy leyendo tus entradas antiguas y me está encantando todo lo que cuentas! Soy super fan de Eduardo Mendoza, empecé hace un montón de años con Sin noticias de Gurb y a partir de ahí he ido leyendo todos los demás libros (excepto Riña de gatos, que lo tengo pendiente). Y sí, tiene una cara de buena gente que no puede con ella! :)
    Por cierto, me encanta como te describes en tu perfil!

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